Número cero, de Umberto Eco

Número cero, de Umberto Eco Si han leído alguna de las novelas de Umberto Eco verán que todas ellas tienen unas señas de identidad más o menos marcadas que tienen que ver con desmontarnos los palos del sombrajo y echar por tierra cuestiones que habíamos creído a pies juntillas hasta ahora.
En concreto, la novela que hoy comentamos, Número cero, de Umberto Eco –Editorial Lumen / Penguin Random House- nos pone encima de la mesa un tema que ya se ha tratado varias veces, por ejemplo, en una película argentina titulada El médico alemán: Wakolda. Se trata de la cuestión relativa a que ni Adolf Hitler ni Benito Mussolini murieron realmente durante la II Guerra Mundial.
Si en la película argentina que les he comentado mandaban al dictador alemán a Bariloche –Argentina- la propuesta de esta historia es que el Mussolini que murió realmente era un doble y que el real emigró con el mismo destino que el de Hitler, es decir, Argentina.

El título viene del mundo de la prensa ya que el telón de fondo de toda la historia es la creación de un periódico que está preparando su número cero. Enlaza con otra gran creación, Los productores, en el sentido de que se trata de un periódico forjado con la idea de que no termine en los quioscos nunca sino que cumpla una función extorsionadora que obligue a su retirada. Si recuerdan, en el musical la idea era similar ya que se preparaba un musical que debería fracasar inmediatamente y ser retirado sin demora de la cartelera. Ambos, proyectos diseñados de antemano para el fracaso. Si se fijan, este también es un planteamiento bastante demoledor ya que, en principio, no es razonable plantear una empresa para el fracaso desde el primer momento aunque, otra de las señas de identidad de la literatura de Eco consiste precisamente en quitar caretas y desenmascarar. Quizá si viéramos el mundo empresarial –informativo o no- desde dentro nos daríamos cuenta de que son prácticas más usuales de lo que podamos creer.
En todo caso, como apuntan los propios personajes en la historia, la idea es crear la sospecha, la incertidumbre. Contar una historia, en este caso una novela, que nos plantee la duda de si el mundo está tan limpio como nos parece.
Me gusta la idea de plantear un contexto de periodismo escrito en papel, un tipo de periodismo en peligro de extinción que ha vivido el autor y al que ha querido brindar un homenaje para que disfrutemos de una realidad que, según los propios veteranos de la profesión, está cambiando tanto que las redacciones actuales les resultan tremendamente chocante frente a las que vivieron en el pasado siglo.
Formalmente, estamos ante una novela de tapa dura y bella presentación que opta por dejarnos con ganas de más. Una de esas novelas que vamos demorando en la lectura porque no nos apetece que se acaben. El tamaño no es demasiado voluminoso y el peso tampoco supondrá ningún contratiempo para llevarla en un bolso o cartera. La cubierta nos presenta un enigmático personaje que oculta su rostro con ese periódico sin texto ninguno salvo el del título. Para mayor disfraz, solamente asoma por encima del papel un sombrero negro y unas manos que sujetan al tabloide. Que la disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado
Doctor en Lengua y Literatura

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